La calidad en la cuarta Revolución Industrial

“La 4.ª Revolución Industrial impactará cada aspecto de nuestras vidas, y las normas jugarán un rol clave para asegurar que el sistema funcione adecuadamente”. En este tuit de la ISO del pasado 23 de noviembre, el presidente electo de la organización se unió a la discusión cada vez más frecuente sobre una transformación histórico-tecnológica que ya está en marcha.
Pero ¿qué significa exactamente? Si hay algún fanático de la serie británica Black Mirror, es más fácil responder la pregunta: en el episodio “Blanca Navidad”, Greta se despierta con música clásica y la casa ajusta su temperatura ambiental para que sea ideal. Baja a desayunar: ya está listo su café expreso y sus tostadas. Mientras come, una voz informática le dice cuál será su agenda del día.
Todo esto lo hace una copia de la conciencia de Greta, encerrada en un pequeño dispositivo. Si bien el relato es ciencia ficción, es una realidad posible gracias a la cuarta Revolución Industrial, donde todos los productos que usas en el día a día estarán personalizados según tus necesidades y comunicándose constantemente entre sí.
La humanidad ha vivido tres de estas revoluciones. La primera, a fines de 1700, en la que el desarrollo de la máquina de vapor hizo posible la producción masiva; la segunda, a partir de inicios del siglo XX, giró en torno a la electricidad y la división del trabajo; y la tercera, desde los 70, con las tecnologías de la información.
La expresión se la acuñó en 2011 en Alemania, como una iniciativa para aumentar la competitividad de la industria manufacturera de este país a través de la fusión de sistemas ciberfísicos. En la actualidad, sin embargo, se ha convertido en un tema de discusión global.
Abarca la integración de máquinas conectadas a internet y la labor humana. La idea es crear fábricas muy inteligentes: líneas de ensamblaje que no solo produzcan más y con menos errores, sino que puedan modificar sus patrones de producción autónomamente de acuerdo con estímulos externos y mantener un elevado nivel de eficiencia.
Y, tomando en cuenta que la calidad implica satisfacer “las necesidades y expectativas de los clientes y otras partes interesadas pertinentes”, según lo establece la norma ISO 9000, esta nueva era permitiría alcanzar estándares de calidad nunca antes vistos, ya que, de hecho, todos los productos estarían personalizados para cada ciudadano.
Sin embargo, es importante no idealizar estos procesos, ya que no beneficiarán a todos. Según este artículo de la BBC, solo podrán sacar provecho quienes sean capaces de innovar y adaptarse.
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2017.